Sophia tiene una cadena de interesantes ancentros. Por el lado materno, es decir el mío, desciente de los famosa cultura pre incaica de los Chachapoyas, quienes poblaron la región amazónica del Perú en los inicios del siglo VII. Cultura que luego sería conquistados por los Incas en los tiempos del gobernante Tupac Inca Yupanqui. Siempre me he sentido orgullosa de que mi familia descendiera de la selva, por eso muchas veces cuando me preguntan de que parte de Perú soy, digo Amazonas, aunque nací y crecí en Lima. Mis padres Calixto y Cesarina, siempre nos enseñaron a amar y valorar nuestro pasado. Durante nuestra infancia fueron innumerables los viajes a la selva peruana. Conocer el pueblo lejano donde mi papá nació y pasó sus primeros años de infancia siempre fue una gran aventura. Recuerdo este pueblo Shipasbamba como si fuera ayer. Shipasbamba encierra una calma y tranquilidad que contrasta con su cielo limpio, su clima templado y el aire de paz y quietud que se pasea por sus solitarias calles.
No fue hasta que Sophia nació que me vino a la mente lo rico de su pasado ancestral, ya que no sólo lleva consigo la sangre y la historia de nuestra rica cultura Inca de Perú, sino que es parte de la cultura y tradición Judía por parte de su padre. Tradición y cultura de la cual sé muy poco, o casi nada. En Perú tuve casi nula relación con alguien que fuera judío. Se me viene a la mente una compañera de trabajo que era judía y sólo recuerdo que tenia feriados diferentes a nosotros, y que no celebraban navidad. Después me enteré que una prima de mi papá se casó con un judío, pero como repito mi conocimiento de ese tema siempre fue nulo.
Grande fue mi sorpresa cuando supe que el tatarabuelo paterno de Sophia, fue uno de los ingenieros que construyó el puente Golden Gate en San Francisco, CA. Los que han leído mi libro «Mis Alas me llevan al Sur» saben lo mucho que ese puente me ha impactado, ya que marca el inicio de mi aventura por estas tierras lejanas.
El fin de semana tuve la oportunidad de exponer a Sophia a el lado judío de sus ancentros. Fuimos invitados al Bat Mitzvah de su prima Eliana (el parentesco exacto es difícil de explicar, es una familia numerosa), y fue una experiencia realmente reconfortante y de mucho aprendizaje.
A nuestra llegada al hotel donde nos hospedamos fuimos recibidos con una linda bolsa de regalo donde habían unos cholcolates, frutas, galletas y una cariñosa carta de bienvenida de parte de la celebrada. ¡Que detalle tan lindo! También me di cuenta que todos los invitados que veníamos de lejos estábamos hospedados en el mismo hotel, de esa forma en los pasillos y el elevador del hotel se encontraban diferentes miembros de la familia. Muchos de ellos tenían años de no verse. El calor y la alegría con que todos se saludaban era reconfortante y saber que Sophia y yo éramos recibidas con tanto cariño también.
La ceremonia de realizó en la mañana, era poco lo que podía enteneder, mi suegra Donne me iba explicando, siempre y cuando la pequeña Sophia se mantuviera quieta. De rato en rato íbamos al cuarto destinado para que los niños pequeños pudieran distraerse sin pertubar la ceremonia. Gran parte de la ceremonia era en hebreo, así que no pude entender, y la parte que era en inglés pude prestar poca atención porque tenía que estar pendiente de Sophia. Los cantos en hebreo me parecieron tristes, por alguna razón me dieron ganas de llorar al escucharlos…Me pregunto que dirían.
En una parte de la ceremonia el papá de la niña que está celebrando el Bat Mitzvah carga el Torah y lo pasea por toda la sala. Las personas que estan cerca lo tocan y dicen una palabra que creo que era «amén» o algo similar. Otra parte interesante es cuando la niña que festeja el Bat Mitzvah da su discurso, es una interpretación de una parte del Torah y como se relaciona con su vida. Cabe mencionar que para todo este evento y discurso se preparan por meses de anticipación. Lamentablemente no pude escuchar el discurso, pero mi suegra me contó que le sorprendió que la niña en el discurso menciona que hay que ser compasivos con las personas gays, lebianas y transgenders. ¡Que madurez para una niña de sólo 13 años! Al final de la ceremonia se ofrecio un almuerzo que le llaman Kiddush donde pude probar por primera vez el pan Challah, muy delicioso por cierto.
Pero la celebaración no termina allí, por la noche participamos de una alegre fiesta, donde Sophia no sólo bailó por primera vez, sino que me sorprendio su afinidad para el baile y la destreza de sus movimientos. ¿Me pregunto de donde lo heredó?. En la primera parte de la fiesta, la celebrada baila con su papá, algo similar a lo que hacemos nosotros en la celebración de los 15 años. Después del baile, el DJ animó a todos los presentes a invadir la pista de baile y entre cantos, aplausos y bailes rodeamos a la familia de Eliana. Minutos despues 4 miembros varones de la familia sostiene una silla, Eliana se sienta en la silla y la levantan hacia arriba cantando y bailando, esta parte fue muy divertida de observar. La fiesta estuvo llena de alegría y muchos momentos inolvidables que quedaran grabados en nuestras memorias.
El fiesta también contó con una artista que pintó tatuajes de hena para los invitados, y también un kiosko de fotos instantaneo donde los invitados podíamos tomarnos fotos divertidas con sombreros, lentes y otros graciosos accesorios. Después de tan linda experiencia, solo me queda decir: ¡Gracias Familia Korisky por toda su bondad y cariño! Mazel tov